sábado, 19 de enero de 2013

  Las posiciones anómalas de los canarios (de 7, de 1 y de semicírculo). Sus causas. (1ª parte)
Traducido del libro Canaricoltura de Umberto Zingoni
En el siglo XIX fueron seleccionados en la región de Flandes unos canarios con una posición extremadamente anómala, que recordaba al número 7 o al número 1. Esta posición, con ligeras variantes,  la encontramos hoy en muchas razas: Bossu Belga, Rizado del Sur, Gibber, Giboso, Melado,…
            Estas razas mantienen, desde pocos segundos a varios minutos, el cuerpo y la cola en posición perpendicular, las patas más o menos rígidas y el cuello lo extienden horizontalmente. Mientras tanto las patas se agarran y la percha y se mueven constantemente con un incesante nerviosismo que afecta a todo el cuerpo. Adelantaremos que esta exhibición y posición es debida a un funcionamiento anómalo del sistema nervioso.
            Esta posición se trasmite a los hijos. Cruzando cualquiera de las razas anteriormente mencionadas con canarios normales, todos los hijos heredan en mayor o menor medida esta posición. Este dato nos demuestra que la genética de la posición de 7 es de carácter aditivo.
            Se ha comprobado que la posición y el movimiento nervioso del canario son más notorios en los ejemplares de plumaje intenso. No se sabe cuál es la razón pero no es de extrañar que haya alguna que ahora nos es desconocida.
            En muchas ocasiones se ha dicho que la posición horizontal del cuello es una consecuencia de la posición vertical del cuerpo ya que sirve para reequilibrar la posición inestable que tiene el pájaro. Creo que no es verdad, ya que el cuello estirado mueve el baricentro hacia delante y más que equilibrar introduce un nuevo motivo de inestabilidad.
 
            La compensación a esta inestabilidad viene de las articulaciones inferiores que se vuelven un poco hacia delante sin dejar de estar rígidas, y en los momentos de más tensión el canario mueve las alas como algunas mariposas.
            Hay razas como el York, Lancashire, etc. que tienen una posición muy erguida y no presentan ninguna tendencia a extender el cuello y proyectarlo hacia delante.
            Muchos ejemplares de estas razas con posición de 7 mantienen el cuello recogido aunque la espalda y las patas estén en posición vertical. Esto normalmente ocurre en los momentos de descanso. En otras ocasiones el cuello está extendido y no se puede decir que sea para mantener el equilibrio cuando la espalda está en posición vertical.
            La interpretación neurofisiológica de esta característica es la siguiente.
            Es sabido desde hace tiempo que la posición de todos los animales, tanto si se encuentran en reposo como en movimiento, es de naturaleza nerviosa refleja.  Tomemos como ejemplo cualquier pájaro que duerme apoyado sobre la rama de un árbol; si el viento mueve la rama el animal compensa inmediatamente  la pérdida de equilibrio mediante adecuados movimientos del cuello, del cuerpo o de la cola que evitan la caída. Y evidentemente estos movimientos no son de naturaleza voluntaria porque el animal sigue durmiendo. Aquellos que han tenido ocasión de observar a un caballo durmiendo de pie también pueden hacerse una idea precisa.
            Podemos caer en la tentación de decir que esta regulación será más precisa si el animal está despierto; pero no es cierto porque durante sus actividades habituales, todos los mecanismos neuromusculares que mantienen su equilibrio son de naturaleza refleja, lo que significa que actúan independientemente de su voluntad, la cual solo puede modificarse para llevar a cabo otro programa de movimientos.
            Este perfecto mecanismo automático se origina en la bien conocida estructura nerviosa periférica que son los propioceptores. Son en primer lugar  el laberinto no acústico, los propioceptores musculares, articulares y de los tendones; y en segundo lugar los receptores cutáneos y los del ojo (cuando el animal está despierto).
            Cuando el animal ha decidido voluntariamente mantener una cierta posición (por ejemplo la del sueño de pie), son todos estos receptores los que desde este momento, en cuanto sean estimulados por el mínimo movimiento pasivo del órgano en el que están situados, envían una salva de impulsos nerviosos al centro mesencefálico encargado del mantenimiento de la postura o posición. Este centro interpreta el significado (en códice de frecuencia) de tales impulsos,  e instantáneamente envía a otros músculos  (sobre todo a los anti gravitatorios - extensores) responsables de la regulación de la postura y de otros movimientos comunes.
            Veamos un ejemplo tomado de una visita a cualquiera de nuestras exposiciones ornitológicas. Cuando un aficionado observa un canario que está en una jaula colocada a la altura de los ojos y luego quiere observar a otro que está más abajo ¿qué hace? Dobla las rodillas o el tronco para ver mejor en esa posición y permanece así hasta que no ha terminado la observación. Durante todo este tiempo  el tronco permanece doblado automáticamente (por vía refleja) hasta  que la persona no interviene con su voluntad para asumir otra posición o volver a la posición de partida.
            Muchísimos experimentos de neurofisiología clásica han dejado claro este maravilloso mecanismo de autorregulación. Se nos disculpará de no profundizar en estas nociones, que el lector puede encontrar en cualquier texto de Fisiología en el capítulo de “Reflejo Postural”.
            Todo lo que hemos dicho se refiere al mantenimiento de la posición normal. Ahora examinaremos la anormal posición del Rizado del Sur y razas similares. Puesto que toda  actividad motriz coordinada  sólo puede tener origen nervioso, se deduce que la mutación responsable del comportamiento anormal en cuestión puede depender solamente de dos estructuras: de los receptores y / o de los centros, que son los  dos únicos  elementos nerviosos capaces de generar los impulsos.
            Y aquí está el problema.  ¿Son los propioceptores o son los centros posturales los responsables de la posición anómala? El neurofisiologo no duda en la respuesta: son los centros posturales.
            Cualquier movimiento de un animal provoca el movimiento opuesto para restaurar el órgano a la posición primitiva (o para restablecer el equilibrio). Por ejemplo: podemos flexionar y extender alternativamente nuestro pie; resulta obvio decir que cuando se contrae el músculo flexor para realizar  la flexión del pie, el músculo antagonista necesariamente debe relajarse, y viceversa cuando lo que se realiza es una extensión muscular. Sólo si el movimiento requerido sirve para fijar firmemente el pie en la pierna, es cuando ambos músculos antagonistas deben contraerse simultáneamente.
            Todo esto se conoce con el nombre de innervaciones recíprocas; lo que esto significa es que, cada vez que un centro nervioso provoca las  contracciones de un músculo, durante ese tiempo se interrumpen los impulsos al músculo antagonista. Esta acción coordinada se refiere solo al centro nervioso y se manifiesta en los grupos de músculos flexor – extensor.
Tanto si el canario está durmiendo sobre una pata o sobre dos, como si está despierto, o en movimiento o parado, su equilibrio espacial siempre lo mantienen los mecanismos mencionados anteriormente,desencadenados por la excitación o estimulación  de los centros mesoencefálicos  mediante  los propioceptores. Si experimentalmente se anestesian los propioceptores o se destruye el laberinto, o los centros se dañan o resienten por condiciones agresivas (intoxicación, hemorragia cerebral, etc.) el control postural es imperfecto y el animal se tambalea o rueda por el suelo de la jaula o tiene un vuelo á descontrolado que lo lleva a golpearse contra las paredes de la jaula.
La mutación de la que estamos hablando (posición en 7 o en 1) ha determinado en los centros posturales una anormal exaltada  reflexibilidad (actividad de naturaleza refleja), comparable solo al comportamiento de ciertas palomas domésticas.
No se conoce nada de su génesis íntima, pero claramente  se explica en favor de los músculos extensores. Los muslos se prolongan hasta la pelvis, las patas hasta los muslos, los tarsos hasta las patas; los ángulos de las diversas articulaciones tienden a los 180 grados; el resultado solo puede ser la posición o postura vertical, la cual se desencadena nada más llegar al centro de impulsos aferentes que, en ausencia de tal mutación, no daría lugar a algo así, sólo a los ajustes posturales normales.
 
En conclusión, el factor “postura anómala” del canario depende de un exceso de descarga de impulsos extensores que parten de los centros posturales y que alcanzan todos los músculos extensores del cuerpo, incluyendo el cuello. El cuello se mantiene extendido no por exigencia de equilibrio, sino por efecto de la anormal reflexividad que afecta tanto a las patas (articulaciones inferiores) como al cuello.
La alternativa de que el fenómeno dependa directamente del centro postural no es sostenible porque todos los expertos en estas razas saben que estos canarios asumen o acentúan la posición de 7  cuando se les estimula con alguna excitación externa (golpes en la jaula,  palmadas, encender una potente luz de improviso, etc.). 
La alternativa de que el fenómeno dependa de un pequeño control inhibidor sobre el centro postural por parte de la estructura encefálica superior es uno de los argumentos principales  de estudio de la neurofisiología y no hay cambio en la interpretación que hemos dado, ya que el factor genético en este caso sería un diminuto  control  inhibidor de los centros superiores sobre el  centros postural real.
(Continuará)