viernes, 28 de septiembre de 2012


HISTORIA DEL BOSSU BELGA.
 
1860

                         El origen se remonta probablemente muy lejos, hacia el 1600, algunos años después de la importación de los primeros canarios salvajes en los Países Bajos, que comprendían la actual Holanda, y las actuales provincias belgas de Flandes, Anvers (Amberes) y una parte de Brabante. Este canario proviene, en su origen, del mismo tronco que el Malinois. Es decir, del Viejo Holandés, pues es curioso constatar que en la descripción del Malinois de esta época se estipula “posición algo curvada pero sin joroba” La selección de los Viejos Holandeses en el sentido de aumentar la curvatura y de conseguir joroba dio origen al Bossu Belga. Esta selección no duró algunos años, sino que debieron transcurrir al menos dos o tres generaciones de hombres para llegar al resultado final.

                        En 1750, un autor holandés llamado Wickede, escribía que en los Países Bajos, principalmente en el Brabante, se ocupaban mucho de la cría de pájaros por la belleza de sus formas. En los monasterios, los religiosos, que eran de las personas más eruditas de la sociedad, se dedicaban con éxito a la cría de diversos animales, y más concretamente de los canarios. Ellos procuraban conseguir ejemplares extraordinarios para venderlos a los nobles y a los ricos burgueses; en consecuencia se puede afirmar que los primeros bossus belgas fueron criados en los claustros. La cría queda estancada durante los años en que las guerras sucesivas asolaron los Piases Bajos. Es probable que en esta época algunos criadores flamencos emigraran a Inglaterra y llevaran consigo sus más bellos ejemplares, que después de una ligera transformación  de la cola, las patas y el dorso, pasaron a llamarse Scotch Fancy.

            En 1840 hay un  resurgimiento de la afición por parte de los criadores ganteses. Esta raza de canarios conoce un enorme favor del público y se celebran numerosas exposiciones de estos canarios en Gantes,
Amberes y Brujas. Los clubs de criadores eran muy reducidos, sólo se admitían un máximo de 15 socios, cuando se presentaba el socio 16 se le invitaba a que formase un nuevo club con el que competir. Los concursos se organizaban club contra club y no individuo contra individuo.

Los ingleses llegaban en masa para hacer sus compras con vista a mejorar sus Yorkshire. Los criadores ingleses de esta raza decían que no había buenos York sin buenos Bossu. En la descripción de aquellos antiguos York se encuentran muchas de las características raciales del Bossu: cabeza pequeña, cuerpo largo con la cola en línea recta, patas largas un poco flexionadas,  cola larga, derecha, bien serrada en su extremo,  posición vertical, cabeza, cuello, espalda y cola en línea recta.
 
 En realidad este primitivo York era un Bossu enderezado, además un grave defecto eran las espaldas altas. Sin quererlo, este primitivo York fue la causa principal de la desaparición del Bossu. Los ingleses compraban los mejores ejemplares a precios cada vez más altos. En exposiciones de 80 a 100 canarios se presentaban de 30 a 40 ingleses que se disputaban los ejemplares de más calidad. Las consecuencias no se hicieron sentir, todos los buenos sujetos se vendieron y para seguir satisfaciendo la demanda se cruzaron los ejemplares que quedaban de inferior calidad con canarios comunes. Y así, en pocos años, la raza desapareció.

El criador de Lieja A.J. Dawans, lleno de  amor a los canarios, de paciencia y de saber hacer, consigue después de muchas vicisitudes, fracasos, y trabajos reconstruir esta magnífica raza. En 1958 se puede considerar que esta raza vuelve a existir otra vez.