jueves, 2 de abril de 2015

EL BELGA (3)
        Traducción del libro Canary book de R.L. Wallace, publicado en 1875.

        Este libro nos da una visión histórica del Bossu Belga, de los métodos de cría de entonces, de su valoración, etc. Espero que sea de interés para los aficionados.


 CRIA

        Un gran número de criadores le dirá que las hembras de los canarios belgas son malas criadoras, pero rara vez tienen en cuentan la mucha culpa que tienen ellos en esta aparente falta de instinto maternal, su ansiedad o curiosidad les lleva a menudo a molestar muchas veces a las hembras durante el periodo de incubación o poco tiempo después de que los huevos han eclosionado; de hecho, he conocido a algunos criadores tan necios como para molestar a una hembra cada quince o veinte minutos, mientras estaba ocurriendo la eclosión, obligándola a irse fuera del nido cada vez que quería comprobar si había nacido otro pollo. ¿Cómo estos hombres pueden esperar, que en tales circunstancias,  las aves puedan realizar sus tareas de manera adecuada?, es todo lo que puedo decir. Las hembras del canario, sin distinción de clase, instintivamente, son muy celosas en este momento particular, sobre todo en los primeros días después de la eclosión; y si la curiosidad de los aficionados les incita a levantarse no es de extrañar que abandonen el nido o a las crías. Estoy bastante seguro de que un gran número de hembras, que, sin duda, cuidarían de sus polluelos perfectamente, no lo hacen por las actuaciones de los criadores.


        Siempre hay que dar a una hembra, y más especialmente a un canario belga, una oportunidad justa, y si se encuentra en buen estado de salud y se la deja completamente sola, las probabilidades están más a favor para que demuestre que es una buena criadora.   En repetidas ocasiones he oído decir que las hembras de los canarios comunes son las mejores madres, y sin duda son tan buenas como cualquier otra raza, pero la experiencia me ha dicho que no son nada mejores cuando se les está estorbando durante la cría. No hay canarios más atentos a sus deberes como padres que los machos belgas, y no  veo ninguna razón por la cual las hembras no deberán ser igual de atentas con sus crías. En un momento crié un gran número de estas aves; en una temporada crié veintiséis aves de cuatro parejas; tres de las hembras alimentaron a sus propios hijos, y una pareja crió nueve pájaros, pero esto se puede considerar como una excepción. Hay que dejarles en paz para que desarrollen su instinto maternal al igual que lo harían otras aves comparativamente sin valor, y se comprobará que estos canarios belgas son mucho mejores criadores de lo que se supone.
        Si una hembra no está con una salud perfecta, no se puede esperar razonablemente que pueda llevar a cabo sus tareas de forma adecuada, y en tales casos se deben pasar sus huevos a otra hembra en la que se pueda confiar; pero esto ocurre también con “las hembras de razas comunes”. Si una hembra ha tenido dificultad en poner sus huevos y se ha quedado delicada o débil por sus esfuerzos para hacerlo, no es prudente confiar en que pueda hacer la crianza de su prole; por lo tanto si sus hijos pueden ser muy valiosos, será aconsejable poner sus huevos a otra hembra cuya descendencia sea de menor importancia por su presumible peor calidad.


        A veces sucede que los jóvenes canarios belgas son débiles y no tienen fuerza suficiente para levantar la cabeza con el fin de recibir la comida de sus padres durante los dos o tres primeros días después de que salgan del huevo. En este caso se deben administrar alimentos en pequeñas cantidades, a intervalos cortos, durante los tres primeros días, y si la madre se niega a darles de comer, se deben pasar inmediatamente con unos padres adoptivos.
        Tan pronto como los jóvenes canarios sean capaces de comer solos, se les debe colocar en un jaulón de gran tamaño, en el que tendrán un amplio espacio para hacer ejercicio, lo que será muy beneficioso  para su salud y bienestar.